La vigilancia privada y el uso de la fuerza



¿Hasta dónde puede llegar el uso de la fuerza en la seguridad privada? 

La violencia no puede sobrepasar el mínimo posible para neutralizar la situación de peligro que se haya detectado previamente, de modo que siempre deberá guardar la adecuada proporcionalidad con el peligro real y efectivo que se pretenda eliminar. 

La desproporción en la actuación de los vigilantes de seguridad privada, puede traducirse en la comisión de delitos, por lo que las intervenciones deben ser muy cautelosas y, sobre todo, prudentes.

La fuerza solo se puede usar en dos casos: en ejercicio de la legítima defensa –para evitar una agresión ilegítima y presente con grave peligro para la vida o la integridad física de los propios agentes de seguridad o de terceros– o para evitar la lesión de los bienes jurídicos que los agentes protegen. 

En definitiva: la fuerza solo puede usarse para evitar que se cometan hechos punibles, nada más.

cuando hablamos de seguridad privada, la forma de proceder debe ser siempre la menos lesiva posible para solucionar la situación problemática que se esté produciendo.

Solamente en caso de que el cliente se halle gravemente alterado y trate de agredir a los agentes o a las demás personas presentes o esté dañando el mobiliario o amenace con hacer algo de eso, podría usarse la fuerza mínima necesaria. 

En cualquier caso, debe avisarse a la policía para que valore la posibilidad de detenerle, en cuyo caso se iniciaría un proceso por los cauces legales normales.

Tenga en cuenta estas ultimas consideraciones: 

Un agente de seguridad privada no tiene privilegios especiales para la ejecución de la ley. 

En todo caso, los oficiales de seguridad privada operan bajo los mismos estándares legales que requieren del uso mínimo de la fuerza que cualquier otro ciudadano. 

Los vigilantes privados no tienen inmunidad especial de ser acusados al utilizar la fuerza física.

La sola "presencia del oficial" muchas veces es lo que la escena de una situación necesita para disuadir una mala actuación por un tercero o transgresor.

Si esto no es suficiente, el oficial debe hablar con el sospechoso u ofensor para disminuir o controlar la situación.

La fuerza física es el ultimo recurso.